miércoles, 23 de febrero de 2011

Mons. Laise cuenta su labor en el santuario del Padre Pío

Mons. Laise cuenta su labor en el santuario del Padre Pío


San Luis, 22 Feb. 11 (AICA).- En una entrevista concedida al Servicio Informativo de Actualidad Católica (SIAC) el obispo emérito de San Luis, monseñor Juan Rodolfo Laise, quien acaba de cumplir 85 años, contó cómo es su apostolado en el santuario de San Pío de Pietrelcina, en la localidad italiana de San Giovanni Rotondo.

“En este santuario hay cuatro turnos de confesiones, con confesores de todas las lenguas, desde las 7.30 hasta las 12.30 y desde las 15 hasta las 18.30. Confieso en italiano y español y también, en francés e inglés”, indicó.

El prelado, quien vive en el convento capuchino desde el 6 de junio de 2002, explicó que está allí por dos motivos: “El primero, porque en este lugar el apostolado más importante es el de atender, consolar, perdonar a incontable cantidad de fieles” y “segundo porque vivo en una fraternidad capuchina, tal como viviera, desde cuando acabando el bachillerato en 1942, decidí seguir a Cristo en la Orden Capuchina”.

-¿Por qué eligió estar en San Giovanni Rotondo?

Mons. Laise: Por dos motivos, el primero porque en este lugar el apostolado más importante es el de atender, consolar, perdonar a incontable cantidad de fieles que llegan a San Giovanni Rotondo, desde los lugares más lejanos del mundo y sobre todo, desde todas las ciudades de Italia, todos los días, incluso en el período invernal.

De este modo continúo mi misión episcopal iniciada en la diócesis de San Luis, en la Argentina, porque no pudiendo concluirla, por las disposiciones del Derecho Canónico de la Iglesia, continúo la misión que Jesús Resucitado, en la misma tarde del domingo de su Resurrección, transmitió a los Apóstoles: La misión de perdonar los pecados, en su nombre, cuando insuflando sobre ellos al Espíritu Santo, les concedió este poder, para realizarlo hasta el fin de los siglos.

En este Santuario hay cuatro turnos de confesiones, con confesores de todas las lenguas, desde las 7.30 hasta las 12.30 y desde las 15 hasta las 18.30. Confieso en italiano y español y también, en francés e inglés.

Es éste un ministerio, imprescindible, en este Santuario de Nuestra Señora de las Gracias y de San Pío de Pietrelcina, porque ha sido el ministerio que el padre Pío realizó durante toda su vida hasta su último día de vida. Era lo único que deseaba y le importaba: llevar las almas a Dios.

La experiencia me ha confirmado en la importancia del Sacramento de la Reconciliación para los hijos de la Iglesia. Realizarlo en este lugar es verdaderamente enriquecedor, por los casos frecuentes de conversiones de quienes muchos años han vivido alejados de la práctica de la vida cristiana. Se palpa la presencia del Padre Pío, quien se encarga, desde el cielo, en seguir tocando los corazones, para lo más importante que consideraba en la vida de los bautizados: vivir en gracia de Dios y en amistad con El, la única fuente de la verdadera felicidad en este mundo: la paz del alma, cuando Dios reina en ella.

Así se cumple el deseo del Padre Pío antes de morir: “Tu dirai a tutti che, dopo morto, sarò più vivo da prima. E a tutti quelli che verranno a chiedere, nulla mi costerà dare. Chi salirà questo monte. Nessuno tornerà a mani vuote”.

“Tú dirás a todos, que después de muerto, estaré más vivo que nunca. Y a todos los que vengan aquí a pedir, nada costará en concederles (lo que pidan). Quienes suban a este monte, ninguno regresará con las manos vacías”.

Esta profecía del padre Pío se cumple, todos los días, en este Santuario de San Giovanni Rotondo.

Otro ministerio al que se da mucha importancia en el Santuario del padre Pio es la celebración de la Santa Misa, con una corta homilía, todos los días, que requiere prepararla minuciosamente, para poder comunicarla en correcto italiano.

El segundo motivo por el que me encuentro aquí es porque vivo en una fraternidad capuchina, tal como viviera, desde cuando acabando el bachillerato en el año 1942, decidí seguir a Cristo en la Orden Capuchina, con el espíritu de San Francisco de Asís, en la que viví durante 30 años, hasta que Pablo VI me designó obispo de San Luis, en la Argentina.

Me encuentro en la paz y la serenidad, que el Padre Pío dejó como herencia en este lugar y que se percibe notoriamente, como lo manifiestan quienes a este lugar vienen.


-¿Que mensaje deja al Pueblo de San Luis?

Mons. Laise: A todos los tengo presentes en mi oración, pidiendo sobre todo por la santificación de sus sacerdotes, religiosas y por las vocaciones sacerdotales, para el Seminario San Miguel.

Cordialmente, en unión de oraciones, con mi bendición, extensiva a la diócesis de San Luis, para que siga siendo siempre fiel al Santo Padre y a la Iglesia, con la protección maternal de María Santísima, “siempre”.



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